Flechado



...de esas cosas que mencionas sólo creo en dos y es en que el destino es la herramienta favorita de Dios. El amor a primera vista no funciona en mí, probablemente sea por mi mala visión, pero igual algo más fuerte, mmm no lo sé, quizás en un amor a primera cachetada, en eso sí creería -ríe y después continúa explicando -sería imposible no sentirlo. Quiero decir, uno se puede enamorar de lo que sea, de quien sea; por ejemplo, hay quienes caen rendidos ante un hermoso par de ojos, porque quizás sea bastante seductor o tierno quedar atrapado en las ventanas del alma de una persona. Otros, tal vez sean más simples e instintivos y caigan rendidos ante un lindo cuerpo, y otros más; quedan hechizados por el canto de una sirena. ¿Pero sabes qué sí considero fatal? Enamorarse de la sonrisa de una persona, es ahí donde uno conoce la fatalidad del amor y el destino. 

¿Creen en el destino? Tengo muchas experiencias como para decir que sí creo en el destino; por ejemplo, la cita con la que he abierto ésta entrada la escribí hace 7 años. En aquel entonces no me había pasado algo siquiera parecido. Simplemente, fue un pensamiento que me rondaba por la cabeza después de haber leído la pequeña nota de una amiga que hacía alusión a "las ventanas del alma". Creo que me enganché con la idea porque por aquellos ayeres estaba locamente enamorado de la dueña de esos deslumbrantes ojos oscuros, que con el tiempo fueron perdiendo su brillo al mismo tiempo que el velo del amor se les caía a los míos. Asimismo, una semana antes del evento que les contaré, me desperté con la siguiente frase, mejor dicho, un diálogo; la persona "A" preguntaba "¿Cómo la conociste?", a lo que la persona "B" responde "con una sonrisa".

En fin, sólo diré esto último para terminar con los preámbulos e ir directo a lo que podría interesarles. En esta ocasión les contaré algo que me sucedió; aquí no habrá nada ficticio, solamente subjetivo.

Hace dos semanas.

Había sido un día largo, los miércoles siempre son así para mí desde ya hace tiempo. No sólo porque es el día que me toca cerrar el local, sino porque es el día de descanso de mi jefe inmediato, y su suplente...su suplente siempre encuentra una manera de retrasar y obstaculizar el trabajo de los demás, sobre todo el mío, al mantenerse en una riña constante con mi compañero de área y al exponerse de manera absurda al bullying de una de mis compañeras, quien disfruta sobremanera hostigarlo y abusar de él al ridiculizarlo por el hecho de que a él le gusta ella. Siempre trato de mentalizarme para dejarlo pasar, mantenerme indiferente o sencillamente que me valga, pero me odio por no poder ser así en casi ningún aspecto de mi vida. Además, nadie merece ser tratado así por la persona que le gusta.  

Afortunadamente, ese día no hubo necesidad de quedarme hasta las 9:00 pm. para cerrar el local y me fui faltando 20 minutos para la hora. Me coloqué mis grandes audífonos de diadema, tipo DJ y le di play a mi fiel e incansable lista de reproducción con la que ya tengo cinco años y cuya última actualización había sido hacía dos años ya. Comencé con un remix de King de Years and Years, seguido por otro remix; ahora West coast de Lana del Rey, ambas excelentes para disipar el fastidio del turno. Salí del estacionamiento de la plaza con mejores bríos y con buena vibra me dirigí hacia la parada de camiones a las afueras del hospital general de la ciudad. Ya enfilado hacía ese lugar veo pasar una de las ocho rutas que me llevan hasta mi destino; 77, 77B, 76, 75, 4, 125, Fuentes y la Estancia. Maldije por lo bajo al verla pasar y después más abierta y sonoramente cuando vi pasar otras cuatro más. Mi ánimo decayó un poco con cada ruta que vi pasar, pues el poco tiempo que había recuperado al salir "temprano", ahora lo gastaría en esperar a que pasara otra ruta, que según mis cálculos sería entre 10 y 15 min. "al menos no es domingo" pensé, de lo contrario la espera sería más larga. 

Gentilmente, mi lista de reproducción lanzó algo más apropiado para mitigar la espera, Take it easy de The Eagles vino a ayudar a la causa, El reggae me lo cura  de Kameleba,  Bésame morenita (cover) de Caloncho y, una de mis favoritas, Marvin Gae de Charlie Puth con Megan Trainor o viceversa. Canté en un volumen entre "medio" y "para mí". Veía que había quienes me veían raro, ya saben con caras de extrañes por permitirme "expresarme a mí mismo en vía publica", pero igual no me importó y disfruté cada una de estás canciones hasta que a lo lejos vi que venía una de las pocas rutas que no maldije porque se me había pasado, La Estancia. 

Mientras se acercaba el camión, mi primer instinto fue tomarla, pero luego mi pepe grillo me recordó que esa ruta sólo acepta efectivo y no la tarjeta recargable que se ha impuesto a la ciudadanía. Recordaba tener un billete de 200 en la cartera, pero pensé "no voy a pagar el pasaje con un billete grande" menos cuando en la tarjeta tenía casi 100 pesos de crédito, por lo que decidí esperar a una ruta en la que sí pudiera pagar con la tarjeta. Justo en ese momento, comencé a caminar a lo largo de la acera mientras la música continuaba su andar, pero por alguna razón ya no escuchaba tan atentamente. El camión se detuvo prácticamente frente a mí y mientras iba de regreso al lugar donde me había colocado al llegar para seguir esperando, volteé hacia las ventanas del camión que eran traslucidas en la parte de abajo y oscuras de arriba por el polarizado. Fue en ese momento mientras miraba hacia el interior del camión que vi a esta hermosa chica de piel apiñonada, brazos delgados, lindo rostro con facciones finas, cabello claro quebrado arreglado en una cola de caballo que o había sido hecha con velocidad; con la intención de que el calor fuese más tolerable o que se había ido soltando con el paso de las horas. Fuera como fuese, la encontré hermosa. 

Creo que se percató de mi mirada, porque antes de desviar la mirada vi que volteaba hacía mí y no pude evitar sonreír mientras que giraba mi rostro hacia otra dirección. Pero antes de haberlo hecho por completo, pude ver de soslayo que ella también sonreía y agachaba la mirada hacia la parte trasparente de la ventana en busca de su admirador clandestino. Creí que lo había imaginado, así que volteé de nuevo. Nuestras miradas se cruzaron, contacto visual directo, estábamos uno frente del otro y no sé quién de los dos sonrío al otro y quién fue el que respondió la sonrisa o si fue al mismo tiempo. En ese momento ya frente a frente y con aquella amplia y espectacular sonrisa su belleza se multiplicó ene número de veces. La encontré divina, verdaderamente divina. Con su sonrisa acabó con mi cansancio, me alineó la espalda, los chacras, la vida.

Finalmente, desvíe la mirada y el camión comenzó a recorrerse muy lentamente para continuar con su trayecto, y aunque ya no la veía no dejé de sonreír. De pronto, mi súper yo y mi ello se coordinaron y me incitaban a que abordará ese camión, todo mi cuerpo y mi mente gritaban "¡Súbete!". La idea de pagar el pasaje con un billete grande dejó de ser poco viable, pero mi consciencia ayudada por mi buena memoria, ahora ya despierta, como todos mis sentidos, me recordó que estaba equivocado acerca del billete de 200, que en realidad tenía tres billetes de 50. Entonces, me di media vuelta en dirección hacia el camión, que por alguna rara razón no parecía avanzar. Caminé lo más tranquilo que pude, pero estaba muy nervioso y apenado, después de todo nunca había hecho algo así. Pero decidí acallar todo y me di cuenta que estaba sonando Bangeran de Skrillex, perfecta para toda la adrenalina de hacer algo nuevo y emocionante. 

Abordé el camión que desde fuera no parecía haber estado tan lleno, pero una vez adentro parecía que se hubieran reducido los espacios, así que de primera instancia no podría llegar hasta la bella sonriente que estaba casi frente a la puerta de descenso. Una vez pagado el pasaje, me adentré lo más que pude, pero no me fue posible avanzar ni 15 centímetros; prácticamente iba recargado en el respaldo del operador. Sin embargo creí ver que la dueña de aquella increíble sonrisa volteaba hacia la parte delantera del pasillo. "¿Acaso me busca?" pensé, pero en ese momento de incertidumbre también pensé "¿o es acaso que esto está mal y más que emoción porque subí a por ella es desespero porque subí a por ella?". Comenzaba arrepentirme de haberlo abordado y quería abortar la misión, pero ya no había más que hacer. Fuera la razón que fuera por la que hubiera decidido tomar esa ruta, también me llevaría a mi destino. 

En la siguiente parada habían muchas personas queriendo abordar, pero por el reducido espacio dentro del camión; debido a que muchas de las personas no se habían recorrido/acomodado apropiadamente, no les era posible hacerlo. Así pues, el operador decidió hacer uso de sus habilidades de comunicación y pidió asertivamente que nos recorriéramos, alegando que aún había espacio además de que teníamos que bajar por la puerta de atrás. A regañadientes la personas comenzaron a recorrerse y las que esperaban, a abordar. Me coloqué prácticamente a la mitad del camión, como a cinco personas de ella. Ya no ponía atención de la música, lo único que pensaba era qué hacer, no podía avanzar, mi mochila era muy grande ese día pues según iría a jugar fútbol, pero al final se había cancelado. 

"¿Qué hago?", "creo que sólo vas a tener un sólo tiro y será al bajarte. Todo o nada". Me encanta el poker, sé bien cómo apostar y en qué momento hacerlo. Por lo tanto, pensé en mis opciones sabiendo qué cartas había en mi mano. Así ideé mi estrategia, iría por la jugada larga; di por sentado que no sería posible un contacto significativo en ese momento así que tenía que conseguir su número para verla después en un café o en una plaza o en el centro histórico de la ciudad. No importaba mucho el lugar en ese momento, ya pensaría en ello en su debido tiempo, pero tenía claro que quería conocerla, platicar con ella y ver a dónde llevaría ese camino que había tomado. Llevé mi brazo izquierdo hacia mi espalda, hacia la bolsa delantera de mi mochila para rebuscar una pluma y un pedazo de papel para escribir una improvisada nota. Afortunadamente, ese día por la mañana había vuelto a poner en ese lugar mis plumas y mi libreta de notas por si de camino al trabajo se me ocurría alguna idea para mis historias. Así pues, entre malabares y manteniendo todo el equilibrio del que fui capaz, logré escribir mi nombre, mí número de whatsapp y una breve nota al pie que decía: "mándame un mansaje, me encantaría conocerte :)"  con la mejor caligrafía que se puede lograr en dichas circunstancias.

Ya se acercaba mi parada al igual que la de varias personas, por lo que se liberó el espacio suficiente para ir avanzando hasta la salida, hasta ella. Cuando cruzaba hacia la salida, vi de soslayo que ella volteaba por encima del hombro hacia mi dirección. Después de una incómoda lucha con dos malhumorados pasajeros que no cooperaban para que pudiera pasar con un poco más de soltura, logré pasar. Pasé por detrás de ella y noté como se tensaba ligeramente su espalda y sus hombros. Tomé el tubo de la puerta para sostenerme y me coloqué de frente a la salida mientras el camión estaba aún más cerca de mi destino. Fue entonces cuando volteé hacia mi lado izquierdo; ahí estaba esa divina mujer dueña de aquella hermosa sonrisa. Ahora teniéndola más cerca, caí en cuenta que realmente era hermosa y que su cabello no era claro, al menos no completamente; era oscuro de la parte de arriba y sólo las punta eran claras, algo así como un californiano. Su complexión era delgada, vestía un suéter gris claro largo de algodón, una blusa color rosa pálido con detalles a la altura del busto y jeans (no estoy seguro si eran jeans). En ese momento pensé que mi nota expresaba con veracidad mi intención, estaría muy encantado de conocerla formalmente. 

Mientras la veía a los ojos, la saludé con un clásico "hola" con toda la serenidad de la que me fue posible echar mano, realmente estaba con una revolución por la mezcla de sentimientos que me albergaban en ese momento, ella, la manera en la que estaba pasando todo, el nunca haber hecho algo así. Entonces, ella respondió con un "hola" de vuelta. Tomé coraje y le pregunté, ya un poco más sereno "¿vienes con alguien?". Creo que se sorprendió por la pregunta pues entrecerró ligeramente sus oscuros ojos y respondió "no" como si fuera lo más obvio del mundo. Fue entonces que extendí mi brazo para entregarle la nota que le había escrito al tiempo que le decía "esto es para ti". He revivido ese momento muchas veces y en todas y cada una de ellas me veo a mi mismo como si aún estuviera en la secundaría y estuviera invitando a salir a la chica más linda de toda la escuela. Ella tomó la nota, sentí el breve roce de su suave piel contra la mía. "¡Ay!, muchas gracias, te estaba esperando" y justo en ese momento me derretí por completo. Su respuesta era casi salida de un guión de cine, era tan adecuada para la forma en que yo percibía todo. Entonces, eché mano de más valentía y me despedí de ella con un beso en su mejilla, el cual ella también respondió. ¡Maldición soy un romántico!

Finalmente, el camión hizo alto en la parada en la que tenía que bajar y comencé a caminar hacía casa. Fueron tres minutos que me sentí muy bien por lo sucedido y mi accionar, incluso recordé el tweet del dialogo que mencioné al principió y que cuando hablara con ella se lo compartiría. Pero después del minuto cuatro comenzaron las dudas, la reevaluación de lo sucedido y comencé a reprocharme lo cometido. "Debí invitarla a un café/helado en la plaza donde me bajé", "me hubiera seguido hasta donde ella se bajará para poder platicar", "no le debiste dar tu número, le debiste haber pedido el suyo", etc. Algo parecido también a cuando en el poker destapan una carta y no es una que ayuda a tu jugada.

Llegué a casa en el polo emocional opuesto del que había estado apenas hace unos minutos cuando bajé del camión y con una profunda sensación de que "Karla" (ese fue el nombre que supuse tendría, su rostro era como de "Karla") no me iba mandar mensaje. Sin embargo, fui lo más fuerte y positivo que pude para mantenerme con fe en que sí lo haría. Durante las próximas dos horas (creo), me sentí como Justin Long (Alex) de la pélicula "A él no le gustas tanto" (véase imagen), ansioso, inseguro, revisando el celular, checando la conexión a internet, cargando el célular, etc. 


Fue hasta pasada la media noche que llegó su mensaje con perfecta ortografía y uso de puntos y signos: "Era ¿llámame o mándame un mensaje?". Sonreí y contesté "Alo" más la cita entrecomillada del mensaje que le había escrito en la nota. Esto le causó gracia pues respondió "JAJAJAJA. Pones la sonrisa y todo. El minimalismo es importante." Sinceramente no comprendí completamente su respuesta, ¿fue demasiado citarme textualmente?, sin embargo, decidí responder "me preocupaba más la caligrafía, pero las circunstancias no coperaban". Me aparecieron las palomitas azules y ya no hubo otra respuesta. 

Al día siguiente al salir del trabajo le envié mensaje preguntándole "Será que nos volveremos a topar?" y no hubo respuesta. Días después la volví a saludar y tampoco hubo respuesta. Hasta que finalmente dejó de aparecer "en línea". So much more for our story. 

Le he dado vueltas al asunto y no logro dar con una respuesta. ¿Fue mi caligrafía? ¿No fue suficiente con entregarle mi nota en el camión? ¿Fue que no respeté el uso de ambos signos de interrogación y la falta ortográfica en "coperaban"? En fin, no sé si nos volvamos a topar o encontrar, ya he vivido en una ciudad grande de esas cuyos habitantes profesan es un rancho pues todo mundo se conoce o no puedes salir sin que te encuentres a algún conocido y aún así, nunca me pasó encontrarme con una amiga de la preparatoria que se había mudado a ese lugar hacía ya años. 

En fin, escribo esto porque me quedo con esas preguntas en mi cabeza; que con el paso de los días y la rutina se irán perdiendo en mi mente, me quedo con la emoción del momento, me quedo con su manera de sonreírme, me quedo con dudas personales acerca de mi salud emocional; aunque para ésta me han dicho que no debiera buscarle tantas explicaciones, sencillamente me tocó vivir una de esas experiencias únicas que te regala la vida cuando te lanza una flecha directa al corazón. 


No lo sé...No lo sé. 

En fin, antes de cerrar esta entrada muchas gracias a las 9 personas que han visto las entradas previas. De verdad gracias por darse el tiempo de leerme. Recuerden que sus comentarios son bienvenidos, así que no tengan pena de hacerlos su opinión también cuenta. 

Buen día. 


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