El vacío






¡Vaya mierda esto de extrañarte…sobre todo porque te extraño en silencio! Por necio e idiota, por “caprichoso y berrinchudo” definiría Zuñiga.

Por eso, ni siquiera puedo preguntar "¿por qué te fuiste?" eso, de cierta forma, me duele y me hiere, quizás tanto como mi despiadada mente intranquila, que me hace pensar en que te hice sufrir con mi distanciamiento, mi frialdad, mi orgullo…mi estupidez.

Lo peor de todo es que no te odie por quien eres o por como eres, sino por el recuerdo que me traes de alguien más. Dicen que la vida te repite las pruebas que no has superado. Al parecer, ésta vez tampoco ha sido la buena para mí. He vuelto a perder, he vuelto a desperdiciar la oportunidad de hacer bien las cosas, de limpiar mis pecados del pasado. Hoy me doy cuenta de que quizás aún no termina de sanar esa vieja herida, una con la cual pronostico, viviré bastante.

Te quise, te deseé te y amé de una manera irracional. ¡Vaya pena! ¡Vaya pena no encontrarte libre o menos emocionada por las primeras etapas del amor! ¡Ojalá hubieras tenido un amor ya añejo y frágil como las hojas en otoño! Uno que hubiera sido fácil de romper.

La culpa...no, no hay culpas. En estos casos no hay culpas, sería muy tonto decir que me arrepiento de lo que sentí. No lo hice antes y no lo haré hoy.

Nunca olvidaré esa tarde ventosa y nublada tumbados en el pasto. Esa tarde en la que sentiste mi corazón y hablamos un poco más reales de lo que lo hacen dos amigos.

¡Salud por esos tres besos que murieron en las comisuras de mis labios! ¡Por las sonrisas que te provoqué y las miradas que te robé! ¿o fue al revés? ¡Salud por ese sueño que sé te encantó escuchar! ¡Salud!

¡Es una pena! ¡una verdadera pena! ¿Quién iba a pensar que ese día que te vi irte, como todos los días, sería el último que te vería? Al final, tú te has ido, no yo…como me es costumbre y es horrible saber que mi dolor, mi resentimiento y mi tristeza, se vuelven sin sentido, pues ya no está aquella que los desencadenó. ¡Te has ido y me has dejado con todo eso dentro de mí!



Hace doce años creía que cinco años era mucho tiempo. Hace cinco, no vi la diferencia en esa cantidad. Hace tres, seis me parecían difícil mas no imposibles de abatir. Ayer, diez no serían problema, porque quería correr hacia ti como lo hacen los hombres sedientos hacia un oasis en la mitad de un desierto, pero la mayoría del tiempo esos hombres son víctimas del calor y terminan, como hoy me siento yo, muerto. 

Nunca tendré la certeza de saber ¿Qué pensabas de mí? ¿Qué sentías por mí? ¿Sí quisiste que te besara? Solo esperaré, o quizás no tanto, y la próxima vez que te encuentre en otro rostro y con otro nombre, terminaré contigo como debí hacerlo desde la primera vez que te conocí.

Hasta la próxima, amor.

Comentarios